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lunes, 20 de abril de 2015

Si el cielo existe, espérame en él Honey

Hola chicos! El post de hoy es una despedida a mi Perro y amigo. Ha sido el más difícil de escribir de todos los que he hecho, he tardado 3 meses en acabarlo porque cada vez que me ponía a escribir tenía que interrumpirlo porque las lágrimas  no me dejaban continuar.
Muchos ya sabéis que mi querido socio y amigo Honey falleció hace 3 meses después de una larga lucha contra el maldito Cáncer, hace 2 meses hizo 14 años que hicimos un trato; yo cuidaba de él y él cuidaría de mi, y lo hemos cumplido hasta su último aliento. Esperó casi en coma a que volviera de casa de mis padres a morirse en casa y en mis brazos tal y como le dije antes de marcharme en Navidades:
"Ni se te ocurra morirte sin mi Honey, tienes que morir en casa, conmigo, los dos juntos hasta el final tal y como pactamos". 
Y así fue. 
Pasamos el fin de año juntos en casa, yo cuidándolo y él despidiéndose de mi y de la vida, un ejemplo de fuerza y superación  del que muchos HUMANOS deberíamos aprender.
Hace poco hice un post preguntando como podía prepararme para su muerte y todos fuisteis  tajantes con la misma respuesta:" No hay manera de prepararse". Teníais razón, el dolor es tan grande que jamás se puede uno imaginar que tu alma se desgarre de tal manera que casi te abandone, que tu mente quede tan bloqueada y aislada que te arrastre casi a la locura, que busques tu fuerza para levantarte y sólo encuentres un dolor inconsolable.

Hoy he vuelto a hacer mi meditación y estabas tu, Honey; te he visto corriendo por la playa, estabas con mi yaya y jugabais a tirar piedras (tu juego favorito). Por fin podías ver, tus ojos ya no eran blancos prisioneros de la ceguera, volvían a ser grandes y oscuros, unos ojos con una viveza casi incomparable. Tu tumor en el cuello había desaparecido, tu artrosis ya no controlaba tu cuerpo, las huellas de vejez y tristeza de tu cara te habían abandonado y de nuevo eras mi fuerte y activo Honey. Me mirabas con esa complicidad que sólo tu y yo teníamos y me susurrabas que todo estaba bien, que eras feliz con ella y que hasta su aroma se parecía al mío, yo sonreía tímidamente porque sentía celos de ella por poder disfrutarte.
Perdóname Honey, te prometí no llorar pero nunca pensé  que sería tan duro el no tenerte, cada paso que doy por la casa me recuerda a ti y las lágrimas se me agolpan en los ojos.
Perdona Honey si sufriste en tus últimas horas, pensé que si no te ponía la inyección y estábamos un día más juntos sería lo mejor para los dos pero me equivoqué y mi egoísmo te llevo a agonizar en mis brazos.
Perdona si me ves triste y aislada del mundo, no me atrevo a ser feliz tal y como te prometí.
Perdona si te dije que descansaras tranquilo porque todo iría bien, de nuevo te engañé porque nada va bien. Lloraré cada vez que oiga tu nombre, lloraré cada vez que pase por tu cuarto, lloraré cuando mis delirios hagan que te vea en cada espacio milimétrico de la casa.

Lo que daría yo por volver a abrazarte por última vez y tenerte fuerte entre mis brazos, te llevas tanto amor...un amor incondicional que creé sólo para ti. Gracias por haberme dado la oportunidad de pasar tantos años junto a ti y disfrutar de la vida como tanto nos gustaba.
Adiós Honey cariño, si existe el cielo espérame en él, tarde o temprano volveremos a jugar.

                                                                               

Espero que os haya gustado, es el mejor Post que he escrito por la cantidad de amor y sentimiento que llevan sus letras, una mezcla entre lágrimas y tinta. Es la despedida que se merece mi socio y amigo que tantas satisfacciones me ha dado. Un beso!!

                                                                    


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