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sábado, 2 de noviembre de 2013

Enséñame a ver la vida "como un regalo".

Hola a todos y todas.  Hoy tengo un tema un poco controvertido y digno de un buen debate. Espero poder estar a la altura a la hora de enfocarlo, he intentado hacerlo con el más profundo respeto y delicadeza.

 El día que escuché  la frase: " la vida es un regalo "  de María de Villota me pareció inquietante, ejemplar, instructiva, paradigmática. Pasados unos días me paré a pensar en  las personas que toda su vida ha sido una lucha continua hasta desembocar en la muerte, personas que son compañeras de su propia soledad hasta casi enloquecer, esos niños que han tenido la desgracia de nacer en manos equivocadas siendo víctimas de malos tratos, esos niños que han nacido en países subdesarrollados y que no tendrán la suerte de llegar ni a los 8 años de edad.¿ Como podemos decirle ante tanta tragedia que su vida es un regalo? Perdonadme pero yo no puedo verlo con esos ojos bañados de optimismo. No dudo que para María de Villota el que la vida le brindara una segunda oportunidad lo viera ella como un regalo. Supongo que depende del tipo de vida que te toqué vivir, así la verás tú: Como un regalo o una desgracia. Ella ante la desgracia, vio la vida como un regalo.

Y al igual que María, como un regalo vio la vida la persona de la que os quiero hablar.
Conocí a una niña amiga de sus amigas, cariñosa, buena hija y sobretodo con ganas de vivir. Le detectaron un cáncer a los 10 años y su infancia entre comillas se le esfumó, esos inocentes momentos que debió pasar con sus muñecas, saliendo con amigas y coqueteando con su primer noviete, se convirtieron en entradas y salidas de hospitales donde pasaba prolongados espacios de tiempo. Lo que para cualquier persona hubiera sido un sistemático  ingreso de hospital aderezado de angustiosos momentos, para ella se convirtió en una forma de vida que le enseñó a vivir el tiempo que le quedaba como sí fuera su último día. Aprendió a vivir con la enfermedad sin límites, agradeciendo a la vida cada amanecer que se reflejaba en su iris. Enseñó a su familia que cada segundo es un regalo de la vida.  Siempre dando ánimos, con una perpetua sonrisa, con una mirada esperanzadora debajo de su pañuelo y como diría la gente que tuvo el placer de codearse con ella: con una madurez inigualable. Conoció niños como ella  que le ayudaron a comprender la esencia de la vida, que le recordaron que aunque su regalo tenia fecha de caducidad,  era el mas maravilloso del mundo por haber compartido tanto amor. Un amor  que impregnaba todas las estancias del hospital.
Marta murió a los 20 años de edad víctima del cáncer y a pesar de todos los avatares que tuvo que superar, Marta vio la vida como un regalo con el supo aprovechar el tiempo para estar con los suyos, conocer gente especial y ver la vida desde otra dimensión que no podemos ver nosotros. Aunque sabía que su regalo tenía fecha de caducidad, nunca perdió la esperanza de que lograría vencer a la enfermedad.

                                                         


Desde aquí quiero agradecer a la familia su consentimiento para la publicación de este artículo, y admiro la fortaleza con la que lo han sabido llevar. He querido guardar el nombre de la niña en el anonimato. Espero que este artículo nos enseñe a ver la vida como un regalo a pesar de las adversidades, y que cada amanecer que se refleje en nuestro iris, nos recuerde que debemos disfrutarla. Un beso a todas y todos.









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